Las abuelas y la fe

“Recibí el primer anuncio de labios de mi abuela .Me preguntáis cómo he podido alcanzar en mi vida la certeza de la fe y qué camino debe seguir cada uno para vencer la fragilidad de la fe. Es una pregunta histórica porque se refiere a la historia de mi vida.

 

Yo tuve la gracia de nacer en una familia en la que se vivía la fe de una  manera sencilla y concreta; pero fue sobre todo mi abuela, la mamá de mi padre, la que marcó mi camino de fe. Era una mujer que nos hablaba de Jesús y nos enseñaba el Catecismo. Recuerdo siempre que el Viernes Santo, por la tarde, nos llevaba a la procesión de las antorchas al final de la cual llegaba el Cristo yacente; y la abuela nos hacía arrodillamos y nos decía: «Mirad, está muerto, pero mañana resucita».  

Recibí el primer anuncio cristiano de labios de mi abuela. ¡Es precioso esto!: el primer anuncio en casa, con la familia. Y esto me hace pensar en el amor de tantas madres y de tantas abuelas a la hora de transmitir la fe. Son ellas las que transmiten la fe, como en los primeros tiempos, cuando san Pablo decía a Timoteo: «Te recuerdo la fe de tu madre y de tu abuela». Dios nos pone al lado a personas que nos ayudan en nuestro camino de fe. No nos encontramos la fe en abstracto, ¡no!, siempre hay una persona que nos dice quién es Jesús y nos transmite la fe”.

Este Papa Francisco no hace más que darnos cada día nuevas alegrías. Habla claro, fuerte y sencillo. Lo que dice, se entiende y es práctico. Es un pastor con “olor a oveja” ciertamente. Gloria a Dios.

Lee despacio. Aplícatelo a tu vida. Se lo das a leer a la abuela, al abuelo. Y tu, que eres madre o padre, aplícate el cuento…Dios te va ayudar a ser un sencillo, elocuente y eficaz evangelizador.

Realmente, no es la Primera comunión de los niños, sino «la comunión de la familia cristiana». Todos se ven implicados: los abuelos, los padres, los educadores, los catequistas.Todos nos vemos implicados en esa divina comida. Es cierto que ese día le damos especial relieve al niño, a la niña. Pero muchos «ángeles» (mensajeros de Dios)  han intervenido para esta llegada feliz. Lo importante es tener conciencia de que a ese chico, a esa chica hay que seguír dándoles comida, hasta que él mismo, ella misma, vean  y comprueben aquella frase del salmo: «gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a Él…Y que siga…

 

Leonardo Molina García S.J.