Yo…no

Es que…

Dios mío, tu conoces mi ignorancia,

no se te ocultan mis delitos.

Que por mi causa no queden defraudados

 los que esperan en ti, Señor de los ejércitos (Salmo 68)

Hay una escena en el Paraíso descrita en el Libro del Génesis que puede explicar muchas de nuestras situaciones (Génesis capítulo 3, 12 y 13). Cuando después de haber desobedecido a Dios por comer de la fruta del árbol prohibido, Dios les expulsa.

Adán echa la culpa a Eva, Eva a la serpiente, la serpiente a …

Aquí nadie tiene la culpa. La tiene el otro. Y cuando más lejano, mejor

Lo mismo está pasando entre nosotros. Vemos el mal, la corrupción, la maldad de otros, pero Yo quedo exento, inocente. Víctima sí, pero…me lavo las manos. Son otros los malvados, los hipócritas, los torcidos, los  sórdidos. Ellos. Ellos. Ellos, (los otros) tienen el deber de portarse de otra manera. Eso sí, su obligación es ser intachables, puros, limpios de polvo y paja. Generosos. Deberían ser santos …y son (fueron) malvados.

Con razón Jesús, que venía a enseñar y vivir lo esencial, gritaba, decía al comienzo de su mensaje: «Convertíos»….No era para Él un momento de calentamiento o euforia: decía, es decir, que lo repetía y clamaba, hasta con un tono exigente, imprescindible, urgente, que había que dejar de dar rodeos y reconocer que somos responsables, culpables, en los males de nuestra sociedad.  Luego, el mismo Jesús, abría la sonrisa y  clamaba «y creed el evangelio…». No sabía lo que iban a costarle las dos ideas, los dos programas. O, cierto, que era responsable y consciente de lo que estaba proponiendo.

  1. Que nadie (es un decir) quería de verdad convertirse
  2. Que aunque era muy hermoso el anuncio del evangelio (buena noticia) del Reino de Dios, le iba  a costar incontables obstáculos, incomprensiones, amenazas, y,  al final, la muerte (como paso imprescindible a la resurrección…)

 

Y es que…….no pensamos, es que no caemos en la cuenta, es que me engañaron, es que me dijeron, es que todo el mundo lo hace, es que, gente de más autoridad que yo, lo  piensa, es que es lo políticamente correcto. Es que la sociedad está puesta para mi beneficio, nunca la edifico yo…la hacen otros. Ellos lo hacen mal, ellos funcionan mal, yo no tengo nada que hacer, ni siquiera con el menor esfuerzo. Que me las den todas.

 

La escuela funciona mal, los niños son maleducados y poco trabajadores, el orden público funciona mal, la corrupción es generalizada, la ética está ausente…la limpieza del barrio me asquea, la parroquia tiene poca vida, la Hermandad va de capa caída…pero yo no tengo culpa, yo no tengo ninguna responsabilidad…Los políticos no responden a mis necesidades, pero yo los voto…o elijo a los que me convienen…No tengo criterios de paz, justicia, libertad, verdad y amor a los demás.

 

No , no sigas escurriéndote o escudándote en otros. La culpa comienza por uno mismo. La verdad la sabe Dios. No veas la paja en el ojo ajeno con lupa multiplicadora y descuides la viga en tu propio ojo…Es cierto que somos frágiles, de barro, pecadores y que Dios nos quiere…pero eso no nos quita nuestra responsabilidad. Fuera excusas. Estamos viendo un desastre que nos rodea en la sociedad: a mi, plim, yo, me lavo las manos…o a lo más, protesto…cuando me tocan mis intereses. Veo los toros desde la barrera; el problema es de otros: no molesten…

 

Muchas veces observamos mucha gente que comulga. Pocos se confiesan. Aquí nadie tiene responsabilidad o culpa.Otros son los culpables, otros lo tienen que arreglar.

 

Ponerse a pensar delante del Señor Cautivo, o a los pies de Cristo Crucificado y reconocer que somos pecadores. Aceptar nuestras propias responsabilidades, nuestros miedos, nuestro egoísmo, la cobardía, la pereza…Llorar nuestras propias culpas, tomar nuevos propósitos, pedirle su iluminación, su ayuda, a Él,  tan modelo de limpieza, tan alejado de nuestras hipocresías. Salir renovado en los propósitos y con la fuerza de Dios en ti. ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué he de hacer por Cristo?

 

Y, luego, confesar con un sacerdote, asistir a una penitencia comunitaria en la que todos  juntos gritemos (yo nunca me excluyo):

 

Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu pueblo, perdónale, Señor…

 

Pero hay que terminar diciendo: Salvator mundi, salva nos (2) salva nos (2) salvator mundi, salva nos…

 

 

Con razón decía Jesús que : HAY QUE CONVERTIRSE. Cambiar, renovarse, ser conscientes. Ojalá se nos abran los ojos , nos entre vergüenza y miremos y oigamos a Cristo Crucificado.

 

Leonardo Molina S.J.