Sobre la oración

La cadena de la oración

 

El fruto del silencio es…la oración

 

El fruto de la oración es…la fe

 

El fruto de la fe es …el amor

 

El fruto del amor es…el servicio

 

El fruto del servicio es…la paz

 

Santa Teresa de Calcuta

 

 

Hay muchas maneras de rezar:

 

+ Alabanza

+ Canto

+ Uniéndonos al final con un Amén, desde el silencio

 

Seamos conscientes de que “nuestro auxilio es el nombre del Señor”.

Y de que la esperanza en Él  nunca nos defraudará.

Nos dice el Papa que «Dios tiene memoria, no es un desmemoriado. Dios no se olvida de nosotros, se acuerda siempre. Piensa en mí, Dios se acuerda de mí. Yo estoy en la memoria de Dios». En este Año Jubilar  debemos ahondar en la convicción de que la oración es un adentrarse en la memoria de Dios, permitir que  nos piense,  nos recuerde. Y nos rehaga con su obrar misericordioso.  Cuando nos planteamos la utilidad de la oración, podemos caer en el error de creer que su eficacia estriba en el hecho de que se cumplan todos nuestros deseos. Como si por observar una serie de requisitos, pudiéramos lograr, de forma casi automática, el cumplimiento de nuestra voluntad. La oración no es para que Dios nos ame pues no puede amarnos más. Hemos de orar, no para que Él esté el nuestro servicio, sino para dejarnos modelar por Él.  No oramos para que nos sustituya en la búsqueda de soluciones para nuestros problemas, sino para que nos ayude a vivirlos desde su amor y su gracia. La oración es en definitiva, expresión de nuestra confianza, de nuestra convicción: sabernos amados y acornpañados por el Dios de la misericordia.

SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR, A HABLAR CON NUESTRO PADRE DIOS.
SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR, A ABRIR LAS MANOS ANTE TI.

Orar con limpio corazón, que sólo cante para Ti,
con la mirada puesta en Ti, dejando que hables, Señor.
Orar buscando la verdad. Cerrar los ojos para ver.
Dejarnos seducir, Señor, andar por tus huellas de paz.
ESTRIBILLO.

Orar hablándote de Ti, de tu silencio y de tu voz,
de tu presencia que es calor, dejarnos descubrir por Ti.
Orar también en sequedad, las manos en tu hombro, Señor,
mirarte con sinceridad: aquí nos tienes, háblanos.
ESTRIBILLO.