Sin duda un gran santo, y sin duda muy nuestro…
“Sólo gracias al encuentro —o reencuentro— con el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de la autorreferencialidad. Llegamos a ser plenamente humanos cuando somos más que humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros? “ ( … ) «La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás».
Evangelii Gaudium Papa Francisco
“Somos canales, pero porosos, como de barro, y, si no nos vidriamos bien con el desprecio propio y el amor de la gloria de Dios en un constante espíritu de oración, absorbemos e inutilizamos el jugo que pasa de Dios para las almas y de las almas para Dios.
Somos esponjas que deben empaparse de lo que rebosa el Cáliz y el Copón y exprimirse apretadas por el trabajo apostólico sobre las almas. Trasegadores de las bodegas de Dios. ¡Nos es tan fácil creernos que damos de lo nuestro y no de lo de Dios, y que lo nuestro (nuestra simpatía, virtud, influencia) hace, y no lo de Dios…!”
Artes para ser apóstol Beato Manuel González