S. Francisco de Asís Pobreza y desprendimiento. Reflexión

REFLEXIÓN SOBRE LA POBREZA EN EL DIA DE SAN FRANCISCO DE ASIS. 4 de octubre.

Día muy propicio para reflexionar en el tema del apego excesivo a los bienes materiales. (En principio, el voto de pobreza es algo propio de los Religiosos, aunque también lo pueden hacer más personas), pero el mensaje de san Francisco sobre la grandeza de Dios y la belleza de la Naturaleza, alumbra a la humanidad entera, y alerta a todos sobre el peligro de querer «tener más», en lugar de esforzarse por «ser mejores» (como solía recordar san juan Pablo II).
Para muchos, «el estado del bienestar» es la meta casi última. LA PRINCIPAL DEL BIEN COMÚN ¿Pero es realmente PARA TODOS, SIN EXCLUSIONES?
Es impresionante que el Papa haya elegido el nombre del «Poverello de Asís» (El Mendigo de Asís), como antorcha que ilumina al mundo: ¡Cuántas cosas para imitar! cada uno en el estado en el que viva, y según las circunstancias de la vida que tenga. Este bendito Papa esta siendo un benéfico revulsivo contra tantos males que aquejan al mundo de hoy y que derivan del dominio desorbitado sobre la Naturaleza, al que la somete el uso abusivo del poder de los seres humanos (o, al menos, de una parte de la humanidad), y el egoísmo de quienes prefieren «mirar para otro lado», y no acudir en ayuda de los más necesitados, que son los más afectados por la injusta distribución de las riquezas de la naturaleza, y el abuso del poder.
Y nos podemos plantear: ¿yo hoy, qué puedo dar? ¿de qué me puedo desprender?¿A quién podría ayudar, con un acto de un poco más de generosidad que la de todos los días? JESÚS MÍO: ILUMÍNAME. PARA QUE MIS OJOS VEAN LO QUE TÚ ESPERAS QUE YO VEA, Y PONGA REMEDIO, CON TU GRACIA.
Jesús, Padre Misericordioso ¡confío en Ti!
“¡GRACIAS, PERDÓN Y AYÚDAME MAS!” (Estas últimas palabras las solía repetir como jaculatoria el Beato Álvaro del Portillo), para no caer en la indiferencia o el escepticismo, que paraliza al hacernos creer que esto no hay quien lo arregle ¡Hay tanto por hacer! Y se puede hacer. Todo, menos dejarse dominar por el miedo. La humildad alienta la esperanza porque nos hace confiar en Aquel que lo puede todo, y nos anima a ponernos en sus manos, como instrumentos de Su Misericordia.

Si perdonamos y pedimos perdón,  podemos confiar en que todavía el Señor cuenta con nosotros a pesar de que seamos tan poca cosa y fallemos con tanta frecuencia. Hoy es un buen  día para recomenzar e intentarlo, aunque sea en algo muy pequeño.

No te desanimes. No te asustes de lo que eres. Jesús cuenta contigo. Él pondrá todo lo que nos falta si aportamos nuestra pequeñita colaboración, si le dejamos espacio, si le dejamos hacer. Si nuestra desconfianza no le ata Sus Manos generosas, Él, que es el Hijo de Dios Padre misericordioso, que ha venido a sanar nuestras heridas, sobre todo las de nuestro corazón, las que lo han hecho cerrarse al corazón de los demás incluso al de nuestros seres queridos, nos limpiará. «Si oís HOY la Voz del Señor, no endurezcáis vuestro corazón» (nos recuerda la Sagrada Escritura).
Isabel María Aroca