PATER NOSTER
El padrenuestro
La experiencia más gratificante para cada uno de nosotros es entrar en tu casa y poder decir ,¡papá y mamá!
No nos damos cuenta, pero cuando los perdemos parece que nos quedamos como sin respiración, se nos va la vida. Para nosotros, pronunciar esos benditos nombres supone seguridad, refugio, defensa, diálogo, amor, educación, aprendizajes…y sobre todo, ellos son para nosotros una fuente de amor desinteresado, profundo y hasta la muerte.
La desolación cae sobre nosotros, cuando falte uno o los dos…Es horrible – lo sé por experiencia – aparecer por tu casa y no hallar respuesta. Estén visibles o estén fuera de la casa, ¡qué bonito es poder pronunciar esos dos nombres…!
Y esa es la experiencia gratificante que nos presentó Jesús: clamar, llamar y tener la seguridad de que ese alguien a quien no vemos, es en verdad padre. Y quiere que le llamemos así…mejor dicho, papaíto, papito, papi…O madre…Aunque no lo veamos físicamente, el universo no es un espacio vacío: tenemos un Padre y una Madre a quien podemos llamar, buscar y encontrar. El hijo pródigo e la parábola de Jesús, no veía a su padre en los tiempos de perdición, pero algo intuía…y de alguna manera benéfico. Acabó encontrándose con él. (Lucas 15, 11-32)
Cuando los discípulos de Jesús ya habían hecho un grupo consistente y habían decidido caminar siempre juntos y con todos sus ideales, – siempre a Jesús como guía y líder,- le propusieron a su rabbí Jesús que les enseñara una oración que les identificara, que les distinguiera de otros grupos.
- Danos una oración propia para nosotros, nuestro grupo. Y enséñanos a ora (Mat 6, 9-13 y Lucas 11, 1-4) Que nos retrate así ante todo el mundo…
Y lo hizo con toda precisión. El Padrenuestro contiene dentro de sí toda la Biblia, todo lo que nosotros podamos vivir y esperar. Es la oración de todas las iglesias cristianas. Es una maravillosa reflexión, más que una repetición mecánica. Es la mejor manera de comunicarnos con Dios.
Esta división sirve para explicar el padre nuestro de una manera más clara.
Primera parte o principal: Invocación y peticiones para engrandecer y alabar a Dios | Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. |
Segunda parte: Necesidades corporales | Danos hoy nuestro pan de cada día, |
Tercera parte: Pecados personales | y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. |
- Santificado sea tu nombre: debemos orar para que el nombre de Dios sea santificado, tanto en la vida personal de cada uno de los seres humanos, como en la historia humana; pero sobre todo, con el testimonio de vida personal.
- Venga tu Reino. la vida es una lucha constante entre dos principios: la luz y la oscuridad, la verdad y la falsedad, lo bueno y lo malo; se debe orar para que se produzca una victoria de la luz sobre las tinieblas y triunfe el Reino de Dios.
- Tercera petición: la sabiduría real y la verdad de nuestra vida, es aceptar la voluntad de Dios. Lo que él decida, bueno o “malo”. Siempre permaneces que seguimos considerándole nuestro Padre.
Veamos:
- Jesús no se centra en Él ,sino en el Padre común de todos los hombres.
- Su conversación es la de hijos que se dirigen a SU
- Siempre hablamos con Él de tú (el mundo inglés siempre habla de Vos)
- Pedimos siempre cosas importantes, no pequeñeces.
División:
- Una invocación importante: a Él acudimos como Padre y nuestro
- Primera parte: expresa los deseos más grandes del hombre (creyente) y los ideales por los que hay que luchar y estar dispuestos a sufrir por alcanzarlos. En ellos estuvo el mismo Jesús. Podría decirse, la parte juvenil: hay horizonte.
- Segunda parte: Fase más realista, baja a tierra y ve nuestras necesidades y debilidades; cada día necesitamos alimentar nuestro espíritu de fuerza, amor y esperanza. Cada día tratamos de no precipitarnos en la tentación, tan humana, tan cercana a cada uno de nosotros. Y cada día elegimos, optamos entre las tinieblas y la luz, navegando entre los actos más mínimos de cada jornada..
- Acabamos aceptando estas peticiones, estas realidades y estas esperanzas. Asumimos nuestro compromiso con el Bien. Con Dios, porque es Padre (madre). Amen.
- Hay grupos de cristianos que añaden: porque tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria por siempre…
El Padrenuestro es la oración ideal, no el “rezoteo”. Demuestra:
- Confianza total del hombre con Dios (Charles de Foucauld)
- Seguridad total en la fuerza de su amor: (Theillard de Chardin)
- Nos denuncia nuestras contradicciones: no digas…
- Es una oración plural, grupal, para el grupo de seguidores de Jesús.
“Padre, me pongo en tus manos,
haz de mí lo que quieras,
sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí,
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma,
te la doy con todo el amor
de que soy capaz,
porque te amo.
Y necesito darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con una infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre”.
(Ch de Foucauld)
“No te inquietes por las dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu alma sencilla que,
pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado
si Dios te considera plenamente realizado,
a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios
que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente cogido,
cuanto más decaído y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.
Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica. Ni tus fallos morales.
Haz que brote,
y conserva siempre sobre tu rostro,
una dulce sonrisa,
reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma coloca,
antes que nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda:
cuanto te deprima e inquiete es falso.
Te lo aseguro en el nombre
de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso,
cuando te sientas apesadumbrado, triste, adora y confía.
No digas “PADRE”
si cada día no te portas como un hijo.
No digas “NUESTRO”,
si vives aislado en tu egoísmo.
No digas “QUE ESTÁS EN EL CIELO”,
Si sólo piensas en cosas terrenas.
No digas “SANTIFICADO SEA TU NOMBRE”,
si no lo honras.
No digas “VENGA A NOSOTROS TU REINO”,
si lo confundes con el éxito material.
No digas “HÁGASE TU VOLUNTAD”,
si no la aceptas cuando es dolorosa.
No digas “DANOS EL PAN DE CADA DÍA”,
Si no te preocupas de la gente con hambre.
No digas “PERDONA A LOS QUE NOS OFENDEN”,
Si guardas rencor contra tu hermano.
No digas “NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN”,
si tienes intención de seguir fallándole.
No digas “LÍBRANOS DEL MAL”,
si no tomas partido contra el mal.
No digas “AMÉN”,
si no te has tomado en serio las palabras de esta oración.