¡Gracias Pepe! Sacerdote de Cristo, Amigo de Dios y de todos, Querido Párroco
Gracias, querido hermano, por todo y por tanto. Por haber estado siempre ahí, y por seguir ayudándonos desde el cielo.
Gracias por haber construido nuestra parroquia y habernos acercado a Cristo.
Gracias por habernos hecho hijos de Dios por el bautismo, por consagrar el pan de la Eucaristía y perdonar nuestros pecados por el ministerio de la Iglesia. Gracias por haber bendecido nuestros matrimonios y acompañado a nuestros enfermos, por darnos palabras de aliento y consuelo y no dejarnos en el suelo cuando nos viste caido.
Gracias por la alegría que repartiste a manos llenas en nombre de Dios, porque tus manos abrazaban como Cristo.
Gracias, en este primer año de tu ausencia te seguimos sintiendo cerca. Gracias…