A un muchacho desconcertado
En Jesús, el amor ha vencido al odio,
La misericordia al pecado,
El bien al mal,
la verdad a la mentira,
La vida a la muerte…
El amor es más fuerte,
El amor da vida,
El amor hace florecer el desierto
Papa Francisco
El otro día me lamentaba una señora que su hijo adolescente, iba perdiendo la fe, ya no quería ir a misa…
La razón? En un Instituto donde su hijo recibía educación, los profesores de filosofía le habían hablado de la creación, del “bing bang”, de la energía atómica…
Detrás de estas lecciones, había ateísmo (Dios no existe) la Iglesia nos ha engañado , la Iglesia está muy atrasada…¡Hay que abandonarla, pues ya es “cosa del pasado”. ¿El futuro? Pues seguir viviendo al día…tal vez la ciencia acabaría rompiendo todas las ignorancias…y solucionando todos los problemas…
La madre estaba desconcertada …y desconsolada. No sabía qué hacer…y, por supuesto, ella no estaba preparada para responder a las preguntas incisivas de su hijo ni estar a la altura intelectual de los sabios profesores que tan acertadamente habían sembrado las dudas en su hijo.
Voy a intentar dar mi respuesta.
Lo primero es admirar la sabiduría de esos profesores. ¡Cuánto saben! Me echan encima millones de años en la evolución del universo. A mí me da igual milloncejo de años más o menos…Yo no se lo voy a rebatir, por supuesto. Admiro a los científicos que hurgan en lo posible en los secretos últimos de la materia, que para eso Dios nos ha dado la inteligencia. La ciencia mide y cuenta. Y utiliza los conocimientos a favor del hombre.
Pero estoy seguro que Jesús no vino a enseñarnos, ni astronomía, ni física cuántica, ni se puso a discutir cuestiones científicas.
Su misión era humanística: cómo hacer que el hombre sea más humano…mejor persona. Cómo la sociedad, aquella y ésta, tuviera mejores relaciones y fuera más feliz…Encontró (ya lo sabía desde siempre) un mundo donde las personas y las relaciones humanas estaban muy deterioradas. Encontró muchas personas que vivían en tinieblas y andaban a tientas…Y las cambió: ahora eran luz…Y dijo: yo soy el camino, la verdad y la vida (Juan 14,6). El que cree en mi tendrá vida…y para siempre (Juan 11,26).
Defendiendo ese ideal (todos somos hijos de Dios) fue triturado, sufrió hasta que otras fuerzas consiguieron la eliminación de este peligroso sujeto del mundo de los vivos.
Pero Dios estaba con él y lo resucitó, lo elevó como árbitro supremo de la vida (Hechos 2,22-24).La resurrección es pasar de la muerte a la vida. Y fíjate en lo que dice el Papa.
Muchacho: te lo aseguro. Mamá, no te apures, ¡cree en Él! ¡dedícate a Él” Y no temas: serás más persona. Y esta es la gran sabiduría de la vida.
Leonardo Molina sj