Las manos llenas de vuestros nombres

«Al final de la vida me preguntarán: ¿has amado?…

Y yo no diré nada.

Mostraré las manos vacías

y el corazón lleno de nombres».

(Pedro Casaldáliga).

 

Mis manos están llenas de vuestros nombres, de vuestras vidas, de los pasos andados juntos, en la cercanía o en la distancia. Y, por ello, solo puedo estar agradecido. Gracias por todo lo vivido y aprendido de cada uno de vosotros.

Poco, pero intenso el tiempo. Siempre es poco cuando se trata de amar y de servir; y yo os he querido y os sigo queriendo mucho. A un sacerdote nunca se le va del corazón a aquellos a los que sirvió y amó.

 

Llegué para terminar mi ministerio sacerdotal en Santa Ángela, pero el Señor me tenía preparada otra misión, no me iba a dejar vivir tranquilo este tiempo (¡como si alguna vez me hubiera dejado tranquilo!) Pero nuestra vida es así, no ser, no querer ser, solo dejar a Cristo que Él lo sea todo en todos.

 

Siempre intentamos estar donde Dios quiere, y allí ponemos lo mejor de nosotros. Nos empeñamos en amar lo que debemos amar hasta donde podemos amar, y esto ha sido tiempo de amor crucificado, que nos ha llevado a Cristo. Por mis faltas de amor y servicio, de intuición y entrega, por las veces que no encontrasteis en mí lo que buscabais, lo que necesitáis, lo que esperabais de mí… os pido perdón.

 

Por muy bien que hagamos las cosas siempre nos queda lo mejor por hacer: ir más lejos, más alto y más rápido en la construcción de un futuro de más esperanza, optimismo y entusiasmo; un futuro según el corazón de Cristo; y eso –estoy convencido- sucederá ahora, en esta etapa nueva.

 

Lo que decimos de los hijos y de los alumnos lo decimos de los que nos suceden en las tareas: Hay cosas que no las harán como nosotros. Pero muchas las harán bastante mejor. Y Adrián, desde el primer día, os demostrará lo bien que hace las cosas.

 

No habría progreso si los hijos no superaran a los padres, los alumnos a los profesores y los que suceden a sus antecesores. ¡Viva el futuro mejor, el que da el Espíritu Santo!

 

Los párrocos cambiamos, no tenemos vocación de eternidad, solo el amor es eterno. Vosotros seguís siendo los mismos. Y lo mismo. Por eso, vuestro apoyo, aprecio y colaboración -confío de corazón- que será también para el nuevo párroco. Sin duda él no hubiera aceptado si no estuviera dispuesto a elevar el listón, y animar nuestra desazón con un corazón como el de Cristo. Y no lo podría elevar si no contara con vosotros. Hay sobradas razones para la confianza mutua.

 

En la vida importa mucho que nos reciban con los brazos abiertos pero mejor es que nos despidan con abrazos muy apretados.

 

Adrián Sanabria Mejido, sentirá ahora vuestros brazos abiertos y un gran abrazo al final de su servicio ¡Bienvenido, querido hermano!

 

Viene con juventud de cuerpo y espíritu. Cargado de experiencias y energías para levantar el vuelo hacia el mejor futuro posible que haga de la parroquia un encuentro permanente con el Señor Resucitado.

 

Gracias, sí, a todos. Pero especialmente a Manolo Moreno, querido compañero, siempre dispuesto, entregado, y humilde; gracias por las lecciones de obediencia a tu obispo y de entrega que me has dado.  Gracias al Padre Leonardo, modelo de sacerdote, jesuita de nobleza sublime, testimonio de hombre de Dios. Gracias a nuestro querido Pepe Moreno, que desde el cielo ha bendecido este tiempo, a él recurrí en muchos momentos ante el Sagrario.  No es una frase bonita ¡es la realidad!

 

Es estupendo decir gracias sin tener que decir adiós, porque seguimos caminando juntos en la tarea de la evangelización. A Cristo, solo a Cristo, la gloria por los siglos de los siglos.

Manuel Sanchez

Nacimiento 27 marzo 1969 Sacerdote 18 septiembre 1994 Párroco de Nuestra Señora de los Angeles y Santa Angela de la Cruz 7 septiembre 2014