Las escalas

La escalada

 

Pienso que en la vida subimos una montaña. La vida es el esfuerzo por alcanzar una meta inaccesible para muchos: la felicidad.

 

La felicidad mía y la de los demás. Conseguir llegar a ser plenamente felices sin construir una sociedad que me ampare, que me propicie la felicidad, es difícil.

 

Pero se hace. Recordar aquel principio que afirma que “lo difícil se hace y lo imposible se intenta”, es el mayor esfuerzo, la mayor tensión a la que para ser plenamente humanos ,  es imprescindible. Pero exigen esfuerzo, tenacidad y vista larga.

 

Y veo que hay tres escalones a superar. En mi modesto modo de pensar , superándolos, ascendiéndolos, se consigue alcanzar esa meta.

  1. Primer escalón.

Es la vida ordinaria. Trabajamos, nos relacionamos, hacemos las tareas de la vida con toda normalidad. Crecemos, nos casamos, trabajamos en un oficio, cuidamos de los hijos, envejecemos…y morimos. Es el trote más o menos alegre de la mayoría de los seres humanos. Es cierto que hay seres humanos, sí, humanos, que arrastran dificultades en esa vida ordinaria, hasta para poder comer, para llegar a ser mínimamente felices. Hay que echarles una mano para auparles.

 

  1. Segundo escalón

Son los valores que van iluminando, guiando la vida ordinaria, más o menos fantástica, aburrida, alegre o vulgar. Cuando algo me atrae, me ilusiona o me pone en marcha, es porque para mí tiene un valor. Puede ser el dinero, el poder, el prestigio…

 

Pero Jesús puso unos valores en medio de la vida vulgar y corriente y que trataba de arrastrar la vida de las personas. A Él no le gustaban los valores de la gente que le rodeaba, ni muchos de los nuestros. Y puso otros por delante. Él hablaba de Reino de Dios. Una sociedad que se organizara de otra manera, donde fuera Dios el dominante y rutilante valor y no el mal, la desgracia. Y a lo largo de su vida fue desplegando aquellos motores para la vida de las personas y al mismo tiempo, para el desarrollo de la sociedad. Pedía un cambio de valores. Y propuso, amor, paz, justicia, libertad y verdad. Luego, tomó decisiones, y actitudes y compromisos consecuentes con esos valores. Quienes se movieran con estas valoraciones de la vida personal y de la sociedad, serían de alguna manera muy felices.

 

  1. Tercer escalón.

Hay quienes no se contentan con subir las dos primera escalas y buscan, buscan la fuente de tales valores. San Juan de la Cruz decía que “él sabía do la fuente mana”. Los cristianos sabemos que la fuente última de los valores está en Él. “Yo soy la verdad, el camino y la vida”. El que me sigue no camina en tinieblas…Y Jesús apunta arriba: al Padre. Y nos deja su Espíritu. Dios es amor…

 

Así que si quieres ser feliz, sube a la montaña. No te quedes en el llano, ni a medio camino. Verás cómo tu vida es mucho más espléndida. El contacto con Dios y el evangelio de Jesús  te lanzan para arriba. Inténtalo si quieres ser feliz .De pensamiento, palabra, obra y adhesión. Concreto, con decisiones. Verás maravillas.

 

Leonardo Molina sj.

Director espiritual