GRACIA
Una mujer (un matrimonio) soñó (soñaron) que entraba en una tienda recién inaugurada en la Plaza del Mercado y, para su sorpresa, descubrió que Dios se encontraba tras el mostrador.
– ¿Qué vendes aquí?, le preguntó
– Todo lo que tu (vuestro) corazón desee, respondió Dios
Sin atreverse casi a creer lo que estaba oyendo, la mujer (el matrimonio) se decidió a pedir lo mejor que un ser humano podría desear: “deseo de paz de espíritu, amor, felicidad, sabiduría y ausencia de todo temor” (añada cada uno lo que más desee y sabe que necesita).
Y luego, tras un instante de vacilación añadió: “No solo para mi, sino para todo el mundo”
Dios se sonrió y dijo: “Creo que no me has comprendido, querida. Aquí no vendemos frutos. Únicamente vendemos semillas”.
Enseñarás
Enseñarás a volar,
Pero no volarán tu vuelo
Enseñarás a soñar,
Pero no soñarán tus sueños
Enseñarás a vivir,
Pero no vivirá tu vida
Enseñarás a cantar,
Pero no cantarán tus cantos
Enseñarás a pensar,
Pero no pensarán como tu…
Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen, vivan, canten o piensen estará en ellos la semilla del camino enseñado y aprendido.
Madre Teresa de Calcuta