Caras de vinagre

¿Caras de vinagre?

 

Simpáticamente, el Papa nos dijo hace pocos días que los cristianos no tienen que tener la cara de vinagre…Están alegres, van seguros, saben lo que tiene que hacer.

 

Y si son pecadores, están seguros que, si se arrepienten como el hijo pródigo de la parábola, Dios es un padre que nunca falla como tal, que la justicia de Dios es la de un PADRE, misericordioso, comprensivo. Y, por tanto, alegría.

 

Y si ya son  ”luz en el Señor”, caminan con la frescura y alegría de la luz pues están encendidos y encienden otros fuegos…Y, por tanto, alegría profunda.

 

Si los creyentes en  Jesús  tienen cara de amargados, no son creíbles. Ya nos denunciaba bien Nietzsche cuando decía: “no os fieis de los cristianos, que a pesar de que dicen creer en un resucitado, están tristes…” “”pueden tener un poquito de fe, y aunque escasa, también el amor, pero NO TIENEN ESPERANZA…”no se mueven, no son activos.

 

Los discípulos de Jesús, cuando vieron morir a su Maestro, estaban “muertos”. Escarmentados.  Sí. Tristes. Sin la fe que habían puesto en su amigo, sin amor (le habían abandonado; ni le habían seguido hasta el fin; cobardes, miedosos, egoístas, sin cumplir sus palabras, nada de amor…)  Y la derrota total de su esperanza; ya no había nada más que hacer. En adelante había que actuar “como todo el mundo”, obedecer lo que el poder les mandara, lo que orientara la sociedad de consumo, no destacar en nada, no meterse en líos jamás…simplemente cumplir y ni un paso más.

 

Y llegó la gran NOCHE. Jesús resucitó. No teníamos, ni tenemos razón. No vamos bien encaminados. Cristo está vivo y lleno de AMOR. Quien le cree, revive en su fe, en su esperanza, en su amor y recupera entusiasta su vitalidad.

 

No está muerto, vivo contra el aburrimiento, el no saber qué hacer, contra la tristeza y la desorientación.

 

“Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios”… “Porque habéis muerto y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria”. Alegría.

 

Creo que S. Pablo nos está insinuando : “ya que habéis resucitado con Cristo, mostradlo con la sonrisa pascual”…La Iglesia primitiva relacionaba la Resurrección de Jesús con la salida del polluelo de su cascarón. Hay pinturas antiguas en las que se ve a Jesús salir del sepulcro, que tiene forma de huevo. Hay países donde hoy se acostumbra a regalar a los niños, y a los mayores un huevo de colores.

 

Hermanos: salgamos del cascarón. Tengamos una vida nueva, para quizás matarnos por los demás. Pues  al final, ha merecido la pena seguirle.

 

Recuperemos la alegría. Matemos la tristeza, el derrotismo. Aunque nosotros fallemos, Cristo sigue resucitado y nos invita a vivir. Merece la pena. Y todo esto es debido a  que “es eterna su misericordia” ¡Bendice alma al Señor!

 

¡¡¡Aleluya!!!  Ha sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo…

 

Leonardo sj